Concepción Company

Concepción Company: “El mexicanismo no es el habla folclórica de Cantinflas”

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Concepción Company: “El mexicanismo no es el habla folclórica de Cantinflas”

Concepción Company

Concepción Company: “El mexicanismo no es el habla folclórica de Cantinflas”

28/01/2023 - 12:00 am

Concepción Company Company, integrante de la Academia Mexicana de la Lengua, habló con SinEmbargo sobre el Diccionario de mexicanismos. Propios y compartidos, un proyecto que ella dirigió y que acaba de ver la luz.

“Un diccionario al ser como un repositorio es como una fotografía estática, porque ahí está el libro, ahí está la criatura estática, de una herramienta muy dinámica que es la Lengua”, comentó en la plática.

Ciudad de México, 28 de enero (SinEmbargo).– La Comisión de Lexicografía de la Academia Mexicana de la Lengua, integrada por seis académicos y por nueve lexicógrafos, se reunió cada jueves durante 10 años para llevar a cabo un trabajo colectivo-colaborativo dirigido por Concepción Company Company que acaba de ver la luz: el Diccionario de mexicanismos. Propios y compartidos (Espasa).

“Yo planteé a la academia la necesidad de hacer este diccionario donde nos reconociéramos, nos gozáramos, y es un regalo de la academia a la sociedad mexicana”, comentó en entrevista Concepción Company. “Hicimos un trabajo de documentación para representar el habla oral y escrita de la República Mexicana”.

La doctora en ​​Lingüística por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explicó en ese sentido que el mexicanismo se refiere al vocablo que tiene un “uso normal, cotidiano, normativo, usual en la República Mexicana, en cualquiera de los registros orales y en cualquiera de sus manifestaciones escritas”.

No obstante, aclaró que un mexicanismo no es un indigenismo, necesariamente, ni tampoco se trata del habla popular. “En cualquier registro hay mexicanismos cultos, cultisimos, nos tenemos que quitar la idea de que el mexicanismo es el habla folclórica de Cantinflas. Hay mexicanismos cultos, parteaguas, que es un antes y un después, que se llama hito en otros dialectos”.

Concepción Company puntualizó que “conferencista” es un mexicanismo, porque no decimos “conferenciante”, de igual forma expuso que nos referimos a “bienes mancomunados” y no a “bienes gananciales”. Compartió que hay un mexicanismo culto para sobornar que es “cooptar” y “cooptación”, “lo cual no significa que no haya muchos sobornos en otros registros de lengua”.

“Hay mexicanismos cultos, hay mexicanismos no marcados indiferentes porque es el modo normal de representarnos, identificarnos, usar nuestra lengua: ‘banqueta’, ‘platicar’, ‘pararse’ por ‘ponerse de pie’, muchísimos, muchísimos, la mayoría son mexicanismos que están en la vida diaria, en cualquier registro”, refirió.

También compartió cómo a partir del estudio lexicográfico se pueden identificar ejes en la lengua mexicana como “el juego, el sentido de la muerte, jugar de una manera entre trágica y divertida con la muerte, el colgar los tenis, enrollar el petate y otras muchísimas más”.

“También el machismo, eso está ahí, se ve por todas partes, hay 200 y pico denominaciones de pene, con una cantidad de metáforas que juegan en dobles sentidos con el órgano sexual masculino y no llegan a 30 las denominaciones de vagina, para que se dé una idea del machismo que nos caracteriza”.

En relación a cómo se pueden añadir nuevos mexicanismos, explicó que el “estándar de la disciplina para que una forma quede asentada en un diccionario tiene que tener cinco años, al menos, de documentación constante, continuada, en lengua escrita, en muchos modos de lengua escrita, desde una novela hasta un editorial de periódico hasta un chat”.

“Es decir una creatividad, toda lengua la hace el hablante y el individuo es el dueño de la lengua, pero una creatividad, una ocurrencia creativa de un hablante, no es en automático, consignada, se tiene que hacer la investigación, si esa ocurrencia ha sido compartida durante cinco años, entonces ya dejó de ser ocurrencia, entonces se consigna y sino se pone en un archivo en la computadora en espera de ver qué ocurre”, puntualizó.

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—¿Qué es un mexicanismo y cuándo una palabra deja de serlo o pierde esta categoría? Pregunto porque suele pensarse que indigenismo y mexicanismo son parecidos, algo que se aclara en la introducción de esta edición del Diccionario de mexicanismos. Propios y compartidos.

—Un mexicanismo es el uso normal, cotidiano, normativo, usual en la República Mexicana, en cualquiera de los registros orales y en cualquiera de sus manifestaciones escritas. Un mexicanismo no es un indigenismo.

Hay indigenismos que ya no son nuestros, “chocolate”, “aguacate”, “ajolote”. “Ajolote” era nuestro hace 10 años, nuestro y de nadie más, y es endémico de México, pero se puso de moda en el arte, en el mundo plástico, y se puso de moda también en Literatura, y entonces se habla de ajolotes en muchos otros países de habla hispana y fuera de habla hispana, y el único modo de llamar a ese indigenismo, a ese nahuatlismo, “axolotl”, es “ajolote”, entonces, ya está en el diccionario, sentado como generalizado.

Los tacos, los tacos eran nuestros hasta hace 10, 15 años, pero ahora hay tacos por todas partes, en Estados Unidos, en Canadá, en Argentina, en España, son generalizados ya, entonces también están dejando de ser nuestros, creo que ya dejaron de ser nuestros.

Portada del Diccionario de mexicanismos. Propios y compartidosFoto: Especial

Hay mexicanismos cultos, hay mexicanismos no marcados indiferentes porque es el modo normal de representarnos, identificarnos, usar nuestra lengua: “banqueta”, “platicar”, “pararse” por “ponerse de pie”, muchísimos, muchísimos, la mayoría son mexicanismos que están en la vida diaria, en cualquier registro

No significa que no conozcamos la palabra “conversar” o “hablar”, sino que preferimos “platicar” cuando es algo un poco más informal, esas preferencias nos dan identidad dialectal sin duda, esa preferencias se llaman prelaciones en Lingüística y le hemos dado prelación a “pararnos”, preferimos “pararnos” y no “ponernos de pie”, preferimos “platicar” y no “charlar”, preferimos decir cuando yo sea grande y no cuando yo sea mayor, cuando mis hijos eran chicos y no cuando mis hijos eran pequeños, preferimos “güero” y no “rubio”.

Esas preferencias, que no significan que no conozcamos las otras palabras, le dan identidad al español de México, y hay mexicanismos, por supuesto, en el mundo íntimo, en el mundo de la proximidad comunicativa e incluso intimidad comunicativa como es lógico porque es el ámbito lingüístico que no está sancionado por la escuela, porque nadie que esté en su sano juicio va a la escuela a decir “inguesu”, o “chingada”, o “rapidín”.

Ese trabajo de consignación de mexicanismos en todos los niveles de lengua y en muchos ámbitos geográficos de la República Mexicana están trabajados, consignados en el Diccionario de Mexicanismos, que fue un trabajo en equipo, un trabajo de 10 años, entregamos a Planeta en 2021, a mediados de 2021, y hubo que hacer trabajo de investigación importante.

Hicimos un trabajo de documentación para representar el habla oral y escrita de la República Mexicana.

Somos la lengua con la mayor extensión geográfica del planeta, donde un individuo caminando puede moverse sin cambiar de patrimonio lingüístico, sin cambiar de lengua nativa, desde el Río Bravo hasta la Tierra del Fuego hay 12 millones de kilómetros cuadrados. Por supuesto no están ni Brasil, ni Las Guayanas, y no están consideradas ahí las islas, ni Puerto Rico ni Cuba.

—Este diccionario tiene alrededor de 11 mil lemas, de los cuales compartimos 6 mil, más o menos, con el resto de América…

—Y tenemos 22 mil y pico de acepciones porque también hemos marcado las acepciones compartidas, no coincide un lema con una acepción, un lema puede tener 25 acepciones o 30, vea usted, por ejemplo, los artículos lexicográficos de verbos como dar, tener, caer, bajar, múltiples acepciones, muchas de las cuales están compartidas con América y muchas también son exclusivas del hablar mexicano.

—¿La riqueza de los mexicanos se determina a través de los diferentes dialectos del español que se hablan en México?

—No es tan simple, el concepto de riqueza dialectal se aplica a cualquier comunidad, o sea, la lengua es creativa, es rica, es flexible por naturaleza, es nuestra herramienta identitaria y nuestro soporte de comunicación del día a día. Así sea un país chiquito, chiquito, chiquito, como El Salvador, tendrá riqueza dialectal y un país grandote, grandote, grandote como México tendrá riqueza dialectal.

Evidentemente, a mayor extensión geográfica, y más accidentes geográficos, como es el caso de México, desiertos, montañas, ríos gigantes que dividen, eran fronteras naturales, ahora no porque tenemos Internet y se han borrado esas fronteras, pero si pensamos en siglo XVI, XVII, XVII y parte del XIX, el hecho de que haya un desierto de por medio hace que dos poblaciones estén empezando a hablar y terminen por hablar diferente.

Es que ahora vemos la Lengua como un hecho globalizado, que así está hoy, pero hace 100 años eso no era así, no había internet, no había redes. Entonces, con todo no es un diccionario histórico pero sí estamos recogiendo aquello que nos caracteriza, y evidentemente parte de la riqueza, gran parte de la riqueza dialectal de México, se debe a que tiene dialectos bien diferenciados, variantes bien diferenciadas.

“A mayor extensión geográfica, y más accidentes geográficos […] hace que dos poblaciones estén empezando a hablar y terminen por hablar diferente”. Foto: AP
No habla lo mismo en el noroeste que en el occidente, Jalisco, Michoacán, Colima, Nayarit, que en el centro de la República, que en Yucatán, Yucatán es una zona dialectal primaria por sí misma, es una riqueza importante, pero lo de riqueza se aplica a cualquier comunidad, porque la lengua es creativa, somos seres creativos, somos seres de sintaxis libre y lo que hacemos con la lengua es estar todo el tiempo creando.

—A partir del estudio léxico del español de México, ¿se puede hablar de algunas conclusiones? ¿El doble sentido con el que se expresan en algunos de los dialectos de nuestra lengua se puede ver ahí reflejado?

—Sí, totalmente, usted busque la entrada “dar” y el “darlas” tiene las acepciones que todos conocemos, o busque la entrada “caer” o “bajar”, “bajarse por los chescos” esa acepción está ahí, esa locución.

Un diccionario lo que hace es consignar, por supuesto, respaldar usos lingüísticos y hacerlos propios, y decirle al mexicano, y al que no es mexicano, esto es nuestro, y también decirle “ojo, si vas a usar ínguesu, ten cuidado porque no lo puedes usar en un registro formal, porque si tienes una entrevista laboral y lo primero que se te ocurre es decir ínguesu te vas a quedar sin trabajo”. Por eso hicimos un marcado sociolingüístico, se llaman marcas de uso muy finas, usamos 10, 11 marcas de uso para orientar al usuario.

Lo que sí se ve en un diccionario al ser como un repositorio es como una fotografía estática, porque ahí está el libro, ahí está la criatura estática, de una herramienta muy dinámica que es la Lengua pero que efectivamente hay que fijarla para poderla meter y consignar en un diccionario y lo que se ve es que, efectivamente, hay unos ejes, en esa consignación y agrupamiento del léxico, unos ejes que permean la lengua mexicana, el juego, el sentido de la muerte, jugar de una manera entre trágica y divertida con la muerte, el colgar los tenis, enrollar el petate y otras muchísimas más.

También con la transgresión, hemos normalizado, eso se ve en el diccionario de mexicanismos, hemos normalizado la transgresión social, desde morder, mordida, chapulín, chapulinear, cooptar —cultísimo mexicanismo— y buenos cientos más en muchísimas categorías sustantivos, adjetivos, adverbios, verbos, significa que no es de ayer, que no es del sexenio pasado, que llevamos generaciones tras generaciones acumulando ese léxico y algo que parece ser que es normal, a nadie escandaliza, y es motivo de reflexión, es esa trasgresión de la normatividad, de la ley, ahí estamos, esa es una realidad, de los chapulines, el chapulinismo, el chapulinear, las cooptaciones, las mordidas, morder, mordelón.

También el machismo, eso está ahí, se ve por todas partes, hay 200 y pico denominaciones de pene, con una cantidad de metáforas que juegan en dobles sentidos con el órgano sexual masculino y no llegan a 30 las denominaciones de vagina, para que se dé una idea del machismo que nos caracteriza.

Hay ejes que están ahí y los diccionarios en esta fotografía estática es un regalo social para reconocernos, identificarnos, estar seguros de que nuestra lengua está en pie de igualdad con la de otros países, y este es el trabajo que hicimos.

—Al final la lengua la hace el hablante. En este caso su futuro está en manos de nuevas generaciones integradas en un concepto de mundo diferente. Señalo esto para preguntar, si hay mexicanismos cuyo desuso pone a estas palabras en riesgo de desaparecer y qué implicaciones puede tener esto.

—Hay palabras, bueno ahorita no me las recuerdes porque nadie que está en su sano juicio se sabe un diccionario de memoria, en mi caso me lo sé casi de memoria pero no me lo sé completo, hay una marca que ponemos deshuesado, es un diccionario sincrónico, es un diccionario que refleja el español de México de Siglo XXI de la segunda década de siglo XXI.

Tenemos desusos para algunas formas, es decir que están ya en generaciones, normalmente tercera generación, en mundo rural muy poco usado, pero hemos incorporado voces que son de la gente joven y del mundo dinámico actual, pero ojo, algo que hacemos y que los comunicadores tienen que tener muy en cuenta es que un trabajo de lexicografía es un estándar de la disciplina para que una forma quede asentada en un diccionario tiene que tener cinco años, al menos, de documentación constante, continuada, en lengua escrita, en muchos modos de lengua escrita, desde una novela hasta un editorial de periódico hasta un chat, y en lengua oral, en registros, desde jóvenes, intermedios, en la vida más cotidiana, en la vida más formal, más distante, más laboral, si no tiene esos cinco años de documentación ininterrumpida, ese mexicanismo nuevo, que es candidato a ser incorporado en una futura edición se reserva, tenemos una larga lista de esos mexicanismos, muchos de esos mexicanismos o una buena parte de mexicanismos, están entrando por actividades que empiezan a ser cotidianas, por llamarlo actividades, el mundo del narco es sumamente creativo, otros mundo también, el mundo de la fayuca, por ejemplo, mire, fayuca, fayuquear, etcétera, también.

Algunos están ya consignados pero si no tienen los cinco años, se ponen en reserva hasta a ver qué ocurra, es decir una creatividad, toda lengua la hace el hablante y el individuo es el dueño de la lengua, pero una creatividad, una ocurrencia creativa de un hablante, no es en automático, consignada, se tiene que hacer la investigación, si esa ocurrencia ha sido compartida durante cinco años, entonces ya dejó de ser ocurrencia, entonces se consigna y sino se pone en un archivo en la computadora en espera de ver qué ocurre.

—¿Hacer un diccionario de mexicanismos además de ser una labor titánica, tiene su lado divertido? ¿Usted con qué mexicanismos se queda?

—Esto es un trabajo colectivo-colaborativo, la comisión de lexicografía durante 10 años se reunió cada jueves, integrada por seis académicos y por nueve lexicógrafos, que empezamos muchos de ellos como alumnos ayudando y ahora son graduados y son profesionales de la técnica y la disciplina de lexicografía. Entonces es un trabajo colectivo-colaborativo. Yo lo dirigí, yo planteé a la academia la necesidad de hacer este diccionario donde nos reconociéramos, nos gozáramos, y es un regalo de la academia a la sociedad mexicana.

¿Con qué palabra me quedo? A mi me encanta “apapachar”, la palabra “apapachar” y apapacho, tiene esa literativa, es un nahuatlismo bellísimo, siempre digo que me quedo con “apapachar”, y me quedo con un montón de palabras del mundo íntimo que no las voy a decir aquí.

Obed Rosas
Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM. Estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras.